Temporada 2024 María Julia Caamaño
Fue un acto de amor
Hace días que le busco la vuelta y no logro encontrar las palabras adecuadas para escribir un texto que inevitablemente la realidad me ha impuesto escribir. Lo evito, por diferentes razones lo postergo. Sé que nunca hubiera querido enfrentarme a esta situación de hacerlo.
Es doloroso y absurdo tener que aceptar la partida de María Julia; cuesta creerlo. Que la próxima temporada de Sala Verdi lleve su nombre es un reconocimiento mínimo en relación con todo lo que ella nos dio. Seguro no será lo único que hagamos.
Si repasamos en números todo lo hecho —los indicadores en cultura o en arte a veces suelen ser mera información, pero en este caso toman relevancia—, el trabajo de María Julia en una década a través del Festival La Escena Vocal es superlativo. En diez ediciones nos dio la oportunidad de disfrutar de más de cien artistas del canto y de la música de todo el mundo. Cien artistas que pasaron por nuestro escenario, algo que visto ahora podría dimensionarse como un milagro.
De la misma manera que bajo siete capas de pintura aún hoy perduran las creaciones del artista suizo Martino Perlasca, quien a fines del siglo XIX con su pincel estampó su arte en los muros del teatro, así también las vibraciones de la belleza del canto seguirán habitando eternamente la atmósfera de la sala. Esos palimpsestos artísticos que María Julia sembró para que los sigamos descubriendo; porque “La voz humana no es de este mundo, es de Dios, es intangible, es mágica”, como recuerda la frase de Friedrica Von Stade que precedía cada año el dossier del festival.
Haber hecho tanto, haber alcanzando niveles de excelencia con propuestas que una y otra vez nos dejaban sorprendentemente exhaustos, es el resultado de mucho trabajo, de mucho compromiso, de mucho talento, pero más que nada es un acto de amor por lo que se hace. Amor fue lo que María Julia nos entregó en cada concierto, en cada edición del festival; y amor infinito es lo que sentiremos siempre por ella, porque alguien que ha dado tanto amor solo puede ser correspondida con más amor.
Siempre dijimos que La Escena Vocal era un festival de autora que expresaba radicalmente el concepto de autonomía artística (característica indispensable para la buena gestión de un teatro público), concepto en el que creíamos y compartíamos desde aquellas épocas en que nos conocimos en el SODRE. Estamos conformes con que así haya sido. En las artes presenciales, efímeras por condición, cuando el telón cae hay algo que culmina en esa comunión entre artistas y espectadores; por eso definimos con la serenidad de la razón y la temperatura del corazón, que La Escena Vocal también se ha ido con María Julia. Quizá el tiempo y otros hacedores inspirados por esa estela de magia y amor que fue el festival puedan proponer nuevas ideas. Por ese mismo respeto que tuvimos en las instancias compartidas queremos quedarnos en lo mejor de nuestros pensamientos con ese binomio amoroso: María Julia era La Escena Vocal y La Escena Vocal era María Julia .
Querida, te vamos a recordar siempre, siempre; diste tanto, dejaste tanto que es un imperativo no olvidarte .
Gustavo Zidan / Director de Sala Verdi