2025 Temporada en discusión
La dictadura cívico militar imperante en nuestro país entre junio de 1973 y febrero de 1985 fue una afrenta a las libertades de uruguayos y uruguayas que se materializó de diversas formas.
Entre tantas barbaridades la censura y el control a artistas fue una práctica sistemática. Vale recordar por ejemplo que en la Intendencia de Montevideo el gobierno de facto creó el Servicio de Teatros Municipales con la clara intención de que una estructura burocrática estuviera por encima de los cuerpos estables y las escuelas de formación artística. Recién entrado el siglo XXI ese aparato fue desmembrándose. Sobrevino el cierre del Teatro Solís por una necesaria reforma edilicia pero también por una impostergable readecuación administrativa que se concretó con la reapertura en 2004, ya sin la presencia del mencionado Servicio que de todas formas seguiría orgánicamente activo por un tiempo más. Por esos años también la Comedia Nacional comenzó su proceso de reestructura que dotaría al elenco oficial de mayor autonomía artística, y así sucesivamente en varias unidades de la Intendencia de Montevideo se fueron encontrando otras formas de gestión.
La inversión en infraestructura cultural en otros ámbitos gubernamentales no se hizo esperar, como el caso paradigmático del Auditorio del Sodre que en esa misma época reabrió sus puertas —luego de casi cincuenta años de inactividad— convertido en un edificio acorde a las necesidades de su tiempo. En todo este proceso de cambios, Sala Verdi fue quedando postergada y recién en el año 2011, a través de un llamado a concurso para proveer el cargo de Director, comienza a diagramarse el funcionamiento del viejo teatro ubicado en la calle Soriano donde funcionara el otrora Instituto Verdi fundado en el 1904 por los hermanos Sambuceti. Ese llamado me dio la oportunidad de asumir la conducción de la sala desde esa fecha hasta la actualidad.
Tiene su lógica pensar que todas esas variaciones principalmente en la ingeniería teatral pública fueron el resultado de una política cultural consensuada y discutida. Sin embargo el paso del tiempo nos demuestra que si bien las acciones que devinieron en inversiones principalmente en infraestructura estuvieron cargadas de buenas intenciones, la discusión y el análisis de cuáles deberían ser los contenidos y los para qué de esos edificios transformados no estuvieron en ese pienso.
Ese contexto de indefiniciones propició que en estos casi catorce años de gestión al frente de Sala Verdi el manejo de este espacio haya sido el resultado de una idea personal de cómo debería ser el funcionamiento de un teatro público, idea en la que los contenidos artísticos fueron siempre la prioridad. Esa visión por momentos artísticamente autónoma —hecho que en cierta medida agradecemos— a veces no ha tenido su correlato en el lineamiento de una política cultural pública. La discusión sobre ese funcionamiento sigue siendo por diferentes razones un asunto postergado. Es por estos motivos que, ya con un pie afuera de la sala, proponemos nominar a 2025 como una TEMPORADA EN DISCUSIÓN. Ojalá que en tiempos venideros pueda proponerse ese rico intercambio que creemos la actividad teatral nacional se merece .
Gustavo Zidan