INFORME PARA UNA ACADEMIA (Catalunya, España)

21 de febrero, 20 h (Fecha especial)

Un cuento amargo y cautivador sobre la vida del simio de la Costa de Oro que se convierte en humano y triunfa en el mundo del espectáculo.

Franz Kafka creó Peter el Rojo en 1917 para ironizar sobre todo lo que nos hace humanos. El protagonista es un simio humanizado que recuerda ante los miembros de una academia su camino hacia la socialización. Este proyecto, que se presentara en Montevideo en la edición de 2016 del Festival, vuelve  este año con la actuación en directo por Zoom para un número limitado de espectadores.

 

Autor: Franz Kafka l Intérprete: Ivan Benet l Música original: Sílvia Pérez Cruz l Dirección: Xavier Ricart e Ivan Benet l Duración: 45 minutos
PREMIO DE LA CRÍTICA 2014 MEJOR ACTOR PRINCIPAL: IVAN BENET l PREMIO DE LA CRÍTICA 2014 MEJOR ESCENOGRAFÍA l PREMIO BUTACA 2014 MEJOR MÚSICA ORIGINAL: SÍLVIA PÉREZ CRUZ l PREMIO BUTACA 2014 MEJOR ESCENOGRAFÍA: JORDI QUERALT

 

Streaming por Zoom para 35 espectadores. En el momento de la compra de las localidades se proporcionará el código para el acceso al Zoom.
 

Entradas generales: $300 l Socio Espectacular y La Diaria $150  (Exclusivamente en boleterías de Sala Verdi y Centro Cultural Terminal Goes)



Temporada 2021 Estela Medina 
 
KAFKA, HOY
El proyecto del espectáculo “Informe para una Academia” nace a partir de dos necesidades muy claras que intentaré detallar. La primera es la voluntad-necesidad de implicarse en un proyecto desde su mismo embrión. Empezar un proceso creativo desde cero. Y de ese modo poder satisfacer, en el mejor de los casos, esa misma voluntad-necesidad de haber empezado de nuevo. Este nudo inicial, este perpetuum mobile, creo que también tiene mucho que ver con el hecho que me llegara el texto que finalmente he traducido. “Ein Bericht für eine Akademie”, escrito el año 1917, una época trascendental de la historia europea, es un texto de Franz Kafka que tal vez puede pasar inadvertido dentro de su obra, sin duda llena de grandes títulos y de materiales imprescindibles de la literatura universal, como El proceso, El castillo, La metamorfosis, Carta al padre... Kafka, nacido el año 1883, escribía en lengua alemana en vez de checo, un alemán puro y de complejidades fantásticas. Un reto como traductor, con el que sin duda hacía tiempo que tenia ganas de enfrentarme. De hecho ésto también forma parte de una fuerte necesidad. También hay que decir que como actor tenía la necesidad de encontrarme con un vestido hecho a medida, una pieza donde poder desarrollar al máximo la creatividad, y en este sentido este texto hacía mucho tiempo que me perseguía. Un texto que al empezar a leerlo entras dentro del cuento de una forma implacable, como si el autor te hipnotizara para introducirte dentro de su imaginario. Kafka sumerge el lector en un mundo, en un tipo de metamorfosis imposible de emprender, y hace que nos creamos al instante que un simio pueda convertirse en hombre. Vemos, lentamente, cómo el simio se redime a través del arte. Su especial mirada hacia los marineros que lo custodian durante su clausura es lo que acaba salvando Peter el Rojo. Un animal que se salva mediante el pensamiento y la observación. 
Esta trampa kafkiana me atrapó. Cuando pensaba en la idea de llevar este texto al teatro, inevitablemente me venían a la memoria grandes actores imitando a la perfección y con extrema precisión, el gesto y la mirada, los andares y la respiración de un simio. En este punto, yo me detenía, y volvía a leer el texto, empezaba a traducirlo... y no veía en mi la necesidad de construir un personaje más o menos simiesco, todo lo contrario: Peter el Rojo, quien informa a la Academia, debía ser un ser sorprendentemente humanizado. Cuanto más humano fuera este personaje, menos personaje sería, por lo tanto más persona y al fin todavía más creíble para el futuro espectador. Más creíble y también más abierto a descifrar dentro de la historia que propone el autor nacido en Praga todos los rebotes contemporáneos que pueda haber: la crisis del hombre europeo, y la angustia gris del individuo normal en la sociedad normal, que sin duda se convierte en opresora y pervertidora por excelencia. Releía el cuento animal del autor de Praga y veía claro que Peter el Rojo era básicamente un ser elegante; porqué en su momento supo escoger. Después de recibir dos tiros mientras iba a beber agua en medio de la selva de la Costa de Oro y ser capturado, este simio fue consciente de su libertad robada y tuvo que escoger la mejor salida posible, ergo, se convirtió en hombre. Durante el proceso de ensayos la idea se mantuvo, pero es cierto que el simio acabó apareciendo, y esa lucha entre una idea y el resultado, ha sido fructífera, ya que aparecen los dos extremos del personaje: animalidad y elegancia. Dicen que el hombre es inteligente —cuando lo es —porque sabe escoger, y el elegante es el ”eligente” que se convertirá en inteligente precisamente porque se vé obligado a elegir. La libertad humana parece que, inexorablemente, se tenga que dosificar, mientras la libertad del simio, corriendo y saltando por las ramas, es absoluta. Sin olvidar que la soledad se ha apoderado de la vida de nuestro simio triunfador y haber aprendido a beber como un auténtico marinero le ha proporcionado un refugio para poder olvidar su pasado mejor. Al fin y al cabo la teoría de la Evolución nos demuestra que todos venimos del mono. Sin olvidar, claro, que el relato trasciende precisamente por su voluntad de mostrar lo grotesca que puede llegar a ser nuestra condición de animal racional.
La segunda necesidad a partir de la cual nació el proyecto, que me gustaría explicar, tiene relación con las ganas de aprovecharse de la buena literatura para a crear buenos espectáculos. Sin que el texto sea nunca un pretexto, pero con la libertad de profundizar en el proceso creativo como resultado creativo en si. Demasiadas veces los actores vemos como los proyectos teatrales son cajas cerradas dónde el actor pierde la facultad de creador y se convierte en ejecutor de unas ideas, ya concebidas, ya pensadas, y por lo tanto, ya agotadas. Queríamos que este proyecto creciera durante los ensayos, queríamos que cambiaran nuestras ideas. Y en este sentido, el tándem cómplice que con Xavier Ricart hace tiempo comprobamos, cobra más fuerza que nunca. En 2000 presentamos conjuntamente el proyecto de final de carrera de Licenciatura del Institut del Teatre a partir de “En la soledad de los campos de algodón” de Bernard-Marie Koltès, dónde sosteníamos que dos actores solos en el escenario podían tener más fuerza que mil ideas preconcebidas. Por eso, aparte del texto propio de Kafka, que sin duda procuramos explicar de la mejor forma posible, buscamos las posibilidades de contemporizar la situación que el autor nos plantea, pretendiendo que el espectador crea que esta fábula está sucediendo hoy en día: jugando con el supuesto de que ahora mismo podría haber un barco que está transportando un simio recién capturado, y que este simio va a convertirse en alguien importante dentro del mundo del espectáculo. Y nos planteamos la idea de que este personaje que Kafka describe como un hombre que triunfa en el mundo de las Varietés, se ha convertido en un crooner de éxito, potenciando así la paradoja del personaje: un simio de la Costa de Oro que llega a convertirse en un elegante ser humano; por consiguiente, dentro del informe que el conferenciante presenta a la Academia hay, sin duda, espacios donde nuestro melómano mostrará su evolución mientras su oído se irá refinando hasta ser capaz de cantar lo que podría definirse como un standard de jazz americano compuesto por Sílvia Pérez Cruz para el simio-hombre; y la música, compuesta también por Sílvia, tiene una presencia importante dentro del espectáculo. Hay que recordar que Kafka nos describe el personaje como un ser capaz de escuchar durante muchas horas; por lo tanto, su evolución lo convertirá en un melómano exquisito.
En definitiva, presentamos un monólogo con música a través de la potencia aguda, filosófica y teatral de Franz Kafka.
Ivan Benet
 
 

 

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